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PAC 75 – Un movimiento no alineado sin crédito por un Estado sin credibilidad La XVI cumbre no alineada, Teherán, 30-31 de agosto 2012

Por Josepha Laroche

Traducción: Ulises Aquino

Passage au crible n°75

Pixabay, Téhéran

Del 26 al 31 de agosto 2012, Teherán fue sede de la XVI cumbre del Movimiento de Países no Alineados (MPNA) que cuenta al día de hoy con 120 países miembros. Durante esta reunión en la cual han participado 35 Jefes de Estado y de Gobierno, la República Islámica de Irán ha tomado la presidencia del MPNA por los siguientes tres años.

En esta ocasión, Teherán ha llevado a cabo una vasta operación diplomática y mediática destinada a romper su aislamiento sobre la cuestión nuclear y a suscitar apoyos con respecto a su política pro-siria. Entre los presentes a esta reunión se encontraban, el Secretario General de la ONU, Ban Ki-Moon – a pesar de las fuertes dudas de Washington – los Presidentes y Secretarios Generales de la Liga Árabe, de la OCI (Organización de la Conferencia Islámica) y la UA (Unión Africana) así como el presidente ruso Vladimir Putin (Rusia país invitado) y los presidentes latinoamericanos Hugo Chávez (Venezuela), Evo Morales (Bolivia), Rafael Correa (Ecuador) y Michel Temer, vicepresidente de Brasil, país con estatus de observador.

Contexto histórico
Marco teórico
Análisis
Referencias

Contexto histórico

Recordemos que el MPNA surgió en septiembre de 1961, durante la conferencia de Belgrado. Tres jefes de Estado, el mariscal Tito (República Federativa Socialista de Yugoslavia), el coronel Nasser (República Árabe Unida/ Egipto) y Nehru (República India) jugaron un rol particularmente determinante en la creación de esta organización y aun mayor en su formación doctrinal. Se trató fundamentalmente de formar su doctrina sobre dos pilares: por una parte el anticolonialismo y por la otra la oposición a la bipolaridad. Dicho de otra manera, los no alineados (NA) se definían exclusivamente con respecto al conflicto este-oeste porque frente a la división norte-sur, los Estados miembros del MPNA se reconocen siempre – de acuerdo con la conferencia de Bandung (1955) – como los representantes y voceros del sur contra el norte.

A la vez, se negaron desde el principio a construir una estructura permanente que se convirtiera en detentora del monopolio de la formulación y la representación de los NA y, establecer así una política no alineada única y uniformada. Desde su fundación, el MPNA adopta un carácter pragmático que consiste en rechazar los sistemas de alianzas en general y los dos bloques en particular, explotando los antagonismos que existían entre los diferentes actores estatales en el marco de una política activa de mediación y de oscilación.

Así será hasta el fin de la Guerra Fría. Pero después de la implosión de la Unión Soviética y la desaparición del Bloque del Este, simbolizado por el desmantelamiento del COMECON y del Pacto de Varsovia como por la desaparición de las democracias populares de Europa Central y Oriental, el MPNA pierde lo esencial de su razón de ser. Desde entonces, ha registrado una seria decadencia. Característica fundamental de su identidad, el equilibrio del terror que estructuraba hasta ese momento las relaciones internacionales, ¿no ha cedido el lugar a una configuración mundial más fluida y caótica, desprovista de todo nexo conceptual con el NA? El movimiento conoció de esta forma varios años de atonía política y de eclipse mediático. Así, el gobierno de Teherán intenta a partir de ahora poner fin a esta situación, trabajando para otorgarle nuevamente el aura perdida desde hace algún tiempo.

Marco teórico

1. Evitar la diplomacia coercitiva establecida por los occidentales. El objetivo de una diplomacia coercitiva no consiste en ocupar un territorio, asediar a un enemigo o causarle las mayores pérdidas posibles, ver destruirlo. Al contrario, el uso de una posible coerción busca simplemente impulsar las negociaciones y regateos necesarios para concretar de la manera más rápida posible una solución pacífica. En otros términos, se trata de un poder de regateo. “El uso de la diplomacia, una diplomacia viciosa, pero una diplomacia todavía” (Thomas Schelling).
2. Suscitar una línea diplomática antioccidental. Para hacer fracasar la política de exclusión de la cual es objeto, el Irán de los Mollahs intenta federar los países miembros del MPNA alrededor de su visión obsidional y fundamentalmente antioccidental.

Análisis

La diplomacia coercitiva utilizada desde hace varios años por los países occidentales contra la República Islámica de Irán, busca sancionar el desarrollo clandestino de su programa nuclear, que viola flagrantemente el TNP (Tratado de no Proliferación, 1968) del cual forma parte este país. El rechazo persistente de Irán a suspender sus actividades nucleares sensibles, así como la de otorgar información sobre su programa nuclear han sido confirmados por múltiples reportes de la AIEA (Agencia Internacional de Energía Atómica). Igualmente, el Estado iraní se ha negado de manera reiterada a las proposiciones de negociar con los Seis (E3+3 : Alemania, Francia, Reino Unido + Estados Unidos, China y Rusia). Este bloqueo sistemático no ha dejado otra opción al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que acentuar la presión ejercida sobre Teherán y establecer sanciones (Comité de Sanciones contra Irán creado por la Resolución 1737 de la ONU). Así, por ejemplo, un severo dispositivo de embargo elaborado por los Estados Unidos y la Unión Europea ha sido establecido para aumentar la presión sobre el BCI (Banco Central Iraní) e imponer al gobierno iraní el abandono de un programa de armamento nuclear.

Frente a esta coerción de la ONU, Irán ha elaborado una respuesta en el marco del Movimiento de los Países no Alineados que consiste en hacer respaldar sus posiciones por representantes de un gran número de Estados. Teherán por ejemplo ha obtenido que la declaración final del MPNA apoye su interpretación de la cuestión nuclear, objeto de un litigio verdaderamente pesado. Dicho de otra manera – y contra el punto de vista unánime de todos los expertos – la República Islámica triunfó en hacer valer la declaración según la cual su programa nuclear tiene únicamente finalidades civiles. Por otra parte, obtuvo de los participantes el reconocimiento a manejar el ciclo nuclear completo. Así, esta toma de posiciones viene a transgredir abiertamente la prohibición puesta a Irán por los occidentales y la ONU de terminar su programa de enriquecimiento, prohibición a la cual incluso Rusia y China se han sumado.

Por lo tanto, ¿podemos considerar que se trata de un verdadero éxito diplomático obtenido por Irán, éxito que podría permitirle evitar – en un futuro próximo y en el largo plazo – el ostracismo del cual es objeto? Ciertamente no, por dos razones. En primer lugar, su preocupación política de unificar el MPNA bajo su autoridad es una simple postura y un anuncio efímero como han mostrado las divisiones sobre el asunto sirio; el presidente egipcio Mohamed Morsi no duda en oponerse públicamente a las posiciones iraníes. En segundo lugar, el MPNA ha permanecido prolongadamente debilitado desde el fin de la Guerra Fría. Actualmente pareciera más una concha vacía que una punta de lanza. De hecho, no corresponde más a la nueva estructura internacional porque la escena mundial está hoy en día cubierta por innumerables flujos transnacionales y moldeada por interacciones complejas en las cuales lo interestatal no predomina más. Finalmente el MPNA se ha convertido en un movimiento anacrónico y, a este respecto, desprovisto de crédito. Entonces, ¿cómo un Estado sin credibilidad puede esperar reconocimiento alguno?

Referencias

Hassner Pierre, “Violence, rationalité, incertitude: tendances apocalyptiques et iréniques dans l’étude des conflits internationaux”, RFSP, 14 (6), déc. 1964, pp. 1019-1049.
Levy Jack, “Prospect Theory, Rational Choice and International Relations”, International Studies Quarterly, 41 (1), 1997, pp. 87-112.
Schelling Thomas, Arms and Influence, New Haven, Yale University Press, 1966.
Willetts Peter, The Non-aligned Movement: the Origins of a Third World Alliance, Londres/New York, F. Printer, 1978.