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PAC 74 – La excepcionalidad de los bienes culturales La destrucción de los mausoleos en Tombuctú

Por Alexandre Bohas

Traducción : Ulises Aquino Jiménez

Passage au crible n°74

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El saqueo de los mausoleos musulmanes perpetrados en Mali en 2012 por extremistas religiosos ha generado consternación a nivel mundial. Dada esta unanimidad sin efecto alguno, es importante examinar la especificidad de los bienes comunes de orden cultural que exigen una gobernanza renovada.

Contexto histórico
Marco teórico
Análisis
Referencias

Contexto histórico

El 4 de mayo de 2012 las tumbas de Tombuctú – catalogados por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad – fueron destruidas por islamistas que juzgan la cultura de los santos musulmanes contraria al islam fundamentalista al cual pertenecen. Estos abusos se cometieron a pesar de la declaración de dichos monumentos como sitios en peligro, y la condena de estos actos por numerosos países y organizaciones internacionales tales como la UNESCO o la Corte Penal Internacional.

Recordemos que el norte de Mali, incluyendo las ciudades de Gao, Tombuctú et Kidal, están ocupadas después de varios meses por grupos armados, quienes han entrado en rebelión el 17 de enero de 2012. Estos últimos se componen de una alianza heterogénea de movimientos islámicos tales como Ansar Eddine, AQMI (Al Qaeda en el Magreb Islámico), y el MUJAO (Movimiento para la Unidad y la Yihad en África Occidental), así como los Tuaregs del MNLA (Movimiento Nacional de Libración del Azawad), excluidos de esta coalición poco después.

Para realizar su conquista territorial, los rebeldes se han apoyado en las demandas particulares de poblaciones autóctonas y las ganancias del comercio ilícito combinadas con la ausencia del Estado en la región y el caos reinante en Libia. Posteriormente han podido progresar rápidamente gracias a la desorganización y los motines al interior de las fuerzas gubernamentales de Bamako.

Marco teórico

La particularidad de ciertos bienes comunes (global commons). Contrariamente a los bienes públicos mundiales, estos pueden ser objeto de rivalidades y se caracterizan por su no exclusividad. Con el proceso de globalización cubren paulatinamente más ámbitos que aquel de lo cultural, donde están doblemente amenazados. En primer lugar, ellos cuentan con los elementos de «pasajero clandestino» (Marcur Olson) y las lógicas sub-óptimas de intereses propios (Garret Hardin). Como testimonio de una diversidad cultural y manifestación de una comunidad universal en formación, ellos simbolizan una visión del mundo que no comparte numerosos actores económicos, sociales y religiosos y a los cuales estos se oponen.

La inadecuación de las instituciones en el contexto post-westfaliano. Los organismos internacionales se muestran obsoletos en el contexto “post-westfaliano” (Richard Falk). El proceso de globalización que hace vacilar el sistema estatal establecido por los Tratados de Westfalia (1648), da lugar a una compresión del espacio-tiempo (David Harvey), una interconexión cada vez mayor (David Held), una diseminación de la autoridad (Susan Strange) al mismo tiempo que una pluralización de las esferas y de los actores mundiales (Philip Cerny). La preponderancia de violencias no estatales e identitarias, así como la emergencia de territorios que escapan a toda estructura política, testifican la incapacidad interestatal para resolver problemas mundiales. Está de más decir que muestra como caduco el conjunto de instancias fundadas sobre los Estados soberanos.

Análisis

Presumiendo la existencia de una proto-comunidad de orden planetario, los teóricos de las Relaciones Internacionales concibieron de manera formal los mecanismos institucionales y jurídicos en vista de una gobernanza global (David Held). A este respecto, los bienes comunes de tipo cultural reenvían a la definición substancial de este último. También, la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial adoptada el 16 de noviembre de 1972 bajo el auspicio de la UNESCO, reconoce “el interés excepcional que necesita la preservación [de ciertos bienes] como elementos del patrimonio de la humanidad en su conjunto [y] la importancia que presenta, para todos los pueblos del mundo, la salvaguardia de esos bienes únicos e irremplazables a cualquier pueblo que pertenezcan”[1] . En marzo 2012, se contaba con 189 Estados que la habían ratificado, así como 774 artefactos clasificados en esta lista. El comité ad hoc menciona en su Estrategia Global la búsqueda de una clasificación que refleje en primera instancia “la diversidad de tesoros culturales […] de nuestro mundo […] reconoce y protege los sitios que son pruebas excepcionales de las interacciones […]entre los seres humanos, de la coexistencia cultural, de la espiritualidad y de la expresión creadora”[2] . Así, esta política patrimonial induce un reconocimiento de valores universales y de un bien común en la escala humana. Sin embargo, las transformaciones integradoras se acompañan de una fragmentación que provoca el retorno de lógicas maniqueístas y de fricciones identitarias y religiosas. La locura destructiva manifestada en Tombuctú, “la ciudad de los 333 santos”, sirve para ilustrarlo.

Encargados de “asegurar la identificación, protección, conservación, valoración y transmisión a las generaciones futuras del patrimonio cultural y natural”, los Estados ocupan un rol central para tratar cuestiones plenamente mundiales[3]. Esta visión estatocéntrica se funda bajo la hipótesis realista que ellos siguen siendo capaces y legítimos para resolver estas situaciones. Ahora bien, en nuestros días, este marco teórico aparece sobrepasado mientras la dimensión no estatal de las relaciones internacionales se evidencia. En este contexto, el failed state maliense se encuentra emblemático de territorios donde una miríada de redes incontrolables de todo tipo, económico, criminales y religiosos continúan enredados en el comercio de mercancías lícitas e ilícitas, contrabando, y migraciones clandestinas.

En consecuencia, constatamos el relativo fracaso de las intervenciones estatales. En efecto, las alertas de la UNESCO sobre la degradación de ciertos monumentos se multiplican mientras que las movilizaciones contra la destrucción inminente de sitios continua vana. Además del caso de Mali, citemos los Budas de Bamiyán destruidos en Afganistán por los talibán en marzo 2001. Agreguemos que en el futuro estas dificultades no pueden más que agravarse en razón de las carencias gubernamentales y de las exacerbación de las identidades que provoca la globalización. Subrayemos finalmente cuanta falta hacen los instrumentos de una gobernanza cosmopolita para llegar a una clasificación consensual de este patrimonio común, a su apropiación mundial y a su promoción. No pudiendo ser dejados ni a los organismos de mercado, ni a los organismos intergubernamentales, su definición y preservación constituyen hoy un desafío porque el aporte simbólico y el impacto sobre el saber de este reconocimiento se enfrentan a las concepciones anti universalistas transmitidas por instituciones arcaicas.

Referencias

Chirac Jacques, Diouf Abdou, “Urgence à Tombouctou. Il faut sauver la paix au Sahel”, Le Monde, 16 juillet 2012.
“Conseil de paix et de sécurité de l’Union africaine – Les crises malienne et soudanaise préoccupent”, All Africa, 18 juillet 2012.
Cerny Philip, Rethinking World Politics: A Theory of Transnational Neopluralism, Oxford, Oxford University Press, 2010.
Falk Richard, “Revisiting Westphalia, Discovering Post-Westphalia”, The Journal of Ethics, 6 (4), Dec. 2002, pp. 311-352.
Grégoire Emmanuel, Bourgeot André, “Désordre, pouvoirs et recompositions territoriales au Sahara”, Hérodote, (142), mars 2011, pp. 3-11.
Hardin Garrett, “The Tragedy of the Commons”, Science, 162 (3859), Dec. 1968, pp. 1243-1248.
“La folie destructrice d’Ansar Dine”, Al-Ahram Hebdo ,19 juillet 2012.
Harvey David, The Condition of Postmodernity : An Enquiry into the Origins of Culture Change, Cambridge, Blackwell, 1990.
Held David, “Restructuring Global Governance: Cosmopolitanism, Democracy and the Global Order”, Millenium, 37 (3), April 2009, pp. 535-547.
Olson Mancur, La Logique de l’action collective, [1965], trad., Paris, PUF, 2001.
Rémy Jean-Philippe, “Mali : La Route de Tombouctou passe par Bamako”, Le Monde, 17 juillet 2012.
Strange Susan, The Retreat of the State: the Diffusion of Power in the World Economy, Cambridge, Cambridge University Press, 1996.
UNESCO, Convention pour la protection du patrimoine mondial culturel et naturel, Adoptée par la Conférence générale à sa 17e session à Paris le 16 novembre 1972, consultable à l’adresse suivante http://whc.unesco.org/.
UNESCO, Stratégie Globale, 1994, consultable à la page web : http://whc.unesco.org/fr/strategieglobale.

 

[1]. UNESCO, Convention pour la protection du patrimoine mondial culturel et naturel, Adoptée par la Conférence générale à sa 17e session à Paris le 16 novembre 1972, consultable à l’adresse suivante http://whc.unesco.org/,p. 1.

[2]. UNESCO, Stratégie Globale, 1994, consultable à la page web : http://whc.unesco.org/fr/strategieglobale.

[3]. UNESCO, Convention, op. cit., p. 3.