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PAC 113 – La biodiversidad amenazada por el mercado La 65ª reunión de la Comisión Ballenera Internacional, Portoroz, 11-18 sept. 2014

Por Valérie Le Brenne

Traducción: Yessica Lara

Passage au crible n°113

Pixabay

Del 11 al 18 de septiembre del 2014, tuvo lugar en Portoroz, Eslovenia la 65º reunión bianual de la CBI (Comisión Ballenera Internacional). El encuentro, al que asistieron cerca de 90 países, centró el debate en el caso de Japón; su gobierno ha sido regularmente acusado de invocar un argumento científico con el objetivo de continuar la caza comercial. En marzo de 2014, una decisión emitida por la CIJ (Corte Interna-cional de Justicia) en la Haya, exigió -tras una denuncia hecha por Australia- poner fin a su programa en el Antártico.

Contexto histórico
Marco teórico
Análisis
Referencias

Contexto histórico

Creada el 2 de diciembre de 1946 en Washington, durante la celebración de la Convención Interna-cional para la Reglamentación de la Caza de Ballenas, la CBI está formada actualmente por 89 países miembros. Su principal objetivo es el “garantizar la adecuada conservación de la población de ballenas y permitir así el desarrollo ordenado de la industria ballenera“. Su misión también comprende la elaboración de mecanismos de protección estos mamíferos, el establecimiento de cuotas de captura, la realización de estudios científicos y la difusión de sus resultados.

Dentro de este marco, la Organización reconoce tres tipos de caza, las cuales son sujetas a distintas regulaciones: 1) la caza comercial, 2) la caza aborigen para subsistencia, 3) la caza científica. Mientras que la primera fue estrictamente prohibida por la moratoria de 1986, la segunda está autorizada siempre y cuando la carne se utilice de manera local para consumo humano. Sin embargo, la caza científica, que no está sometida a control, conserva un carácter legal.

Recordemos que la creación de la CBI dio continuidad a las primeras medidas restrictivas impuestas en 1939, las cuales prohibieron de forma oficial esta actividad en el hemisferio Sur. De hecho, la intensifi-cación de la captura desde el siglo XIX – gracias a la aparición de buques balleneros y posteriormente de empacadoras flotantes – y al creciente mercado de explosivos hechos a base de glicerina durante la Primera Guerra Mundial, condujeron rápidamente al quasi exterminio de algunas especies como la ballena azul y la ballena jorobada.

Sin embargo, la caza comercial se reanudó a partir de 1949. En Japón, ésta práctica permitió sobre todo responder a la grave escasez de alimentos que prevaleció después del final de la Segunda Guerra Mundial. Posteriormente, el incumplimiento de las cuotas y la incapacidad de la Comisión para imponer sanciones a los países infractores, dio lugar a una nueva disminución en la población ballenera. Durante la temporada 1961-1962, fueron asesinadas no menos de 66,000 ballenas en el Antártico. Ante la alarmante situación y la emergencia ambiental, los países miembros de la Comisión votaron en 1982 por el estable-cimiento de una moratoria. Para ser exentos, los principales países balleneros – Rusia, Noruega y Japón – presentaron oficialmente sus objeciones.

Junto con Islandia, Noruega mantuvo su rechazo a la moratoria y actualmente continúa la caza co-mercial de ballenas. Por su parte, Japón (quien revocó su decisión en 1986) expide permisos especiales para la investigación, logrando así explotar la falla en la regulación que autoriza la captura de ballenas con fines científicos.

Marco teórico

1. El uso político de la legitimidad científica. Utilizando sistemáticamente la excusa científica se han or-questado campañas a gran escala, por medio de las cuales Japón ha tratado de eludir las regulaciones inherentes a toda gobernanza mundial. De esta forma, contribuye también a la disminución del capital de legitimidad propio a las opiniones realizadas en el campo ambiental.
2. La protección a la biodiversidad a través de santuarios. Frente a la dificultad que representa el salva-guardar especies en peligro de extinción, la creación de santuarios – es decir vastas zonas protegidas – parece ser ahora una de las vías más eficaces en materia de conservación de la biodiversidad.

Análisis

Fuertemente influenciada por la decisión de la CIJ, la 65a reunión de la Comisión dio espacio al debate sobre la caza científica autorizada por el artículo VIII de la Convención de 1946. En efecto, este precisa que: “si los estados deben presentar propuestas para su consideración, […], es el país miembro quien decide en última instancia si se expide un permiso, y este derecho tiene prioridad sobre los otros reglamentos de la Comisión, incluyendo la moratoria“. Aunque había aceptado el texto de 1986, Japón se basa en esta disposición anterior para otorgar permisos especiales como parte de su programa de investigación en el Antártico (JARPA). Iniciado desde 1987, ha sido renovado sin la acreditación previa del Comité Científico de la CBI en 2005 (JARPA II). Se estima que son más de 10,000 el número de mamíferos arponeados entre 1987 y 2009. De hecho esta Evaluación parece más alarmante porque la ICR Whaling (Instituto Japonés de Investigación sobe los Cetáceos) hasta ahora ha proporcionado muy pocos resultados. Un estudio publicado en 2006 indicó que sólo cuatro artículos han sido publicados en dieciséis años. A este respecto, la decisión de la Corte Internacional de Justicia de La Haya confirmó la acusación, concluyendo que estas misiones de investigación disimulaban en realidad una caza comercial. Ante la orden de detener estas prácticas, Tokio respondió con el anuncio de la creación de un nuevo programa para de aquí al fin de año (JARPA III). Invocando sistemáticamente una necesidad de carácter científico, Japón aprovecha la debilidad estructural de esta instancia internacional para deshacerse de una regulación débil y sin los medios necesarios para ejercer sanciones. Sobre todo, esto contribuye a la erosión en la credibilidad de las opiniones científicas en materia de conservación del medio ambiente.

En este contexto, la creación de santuarios persiste como la mejor forma de proteger a las ballenas de la caza y el comercio ilegal. En este caso, el establecimiento de grandes espacios protegidos en el centro de regiones estratégicas para la salvaguarda biológica de las especies más amenazadas, debe mejor sustancialmente las tasas de repoblación. Además de las áreas marinas protegidas -que están bajo la soberanía de los Estados de en su ZEE (Zona Económica Exclusiva)-, en la actualidad hay dos áreas más gestio-nadas por la CBI en el Océano Antártico y el Océano Índico. Pero ante la ausencia de dispositivos de vigi-lancia, la tarea de asegurar estas áreas que comprenden varios millones de kilómetros cuadrados sigue siendo extremadamente compleja. En enero pasado, la ONG Sea Shepherd – la cual milita por la conservación de la biodiversidad marina y que organiza campañas en el mar denunció particularmente las redadas llevadas a cabo por la flota nipona en el santuario del Océano Antártico. Conocido por sus operaciones espectaculares en las cuales buscan interponerse entre los barcos y los cetáceos en el momento de su captura, esta organización ha llevado a cabo acciones de alto perfil para sensibilizar a los ciudadanos del archipiélago. En este sentido, vale la pena señalar cómo el consumo de este alimento de lujo ha disminuido en los últimos años. Según el ICR Whaling, 908 toneladas de las 1.211 de las campañas de 2012 no han sido vendidas. Si bien la protección de cetáceos requiere el establecimiento de gobernanza mundial de enver-gadura, no se puede prescindir de una reforma que aumente la conciencia de la opinión pública para modi-ficar las lógicas de ese mercado.

Referencias

Habermas Jürgen, La Technique et la science comme idéologie, [1973], trad., Paris, Gallimard, 1990.
lemonde.fr, Planète, “Le Japon repart à la chasse à la baleine”, disponible en la página: http://www.lemonde.fr/planete/article/2014/09/07/le-japon-repart-a-la-chasse-a-la-baleine-dans-le-pacifique_4483326_3244.html
Marguénaud Jean-Pierre, Dubos Olivier, “La protection internationale et européenne des animaux ”, Pouvoirs, 131 (4), 2009, pp.113-126.
Raffin Jean-Pierre, “De la protection de la nature à la gouvernance de la biodiversité”, Écologie & politique, 30 (1), 2005, pp. 97-109.
Site officiel de la CBI, disponible à l’adresse suivante : http://iwc.int/home